Introducción

El huasteco es una lengua maya que se habla en el estado de San Luis Potosí y en el norte del estado de Veracruz1. Junto con el chicomucelteco constituye la rama huastecana de esta vasta familia de lenguas. Actualmente el chicomucelteco es una lengua extinta; se habló por los pobladores de Chicomucelo y Yahuahuita, en el municipio de Chicomucelo y en Comalapa, ubicados en el estado de Chiapas, cerca de la frontera con Guatemala2. Desde los primeros intentos de clasificación de las lenguas mayas hasta nuestros días, hay consenso en afirmar que la rama huastecana fue la primera que se separó del protomaya, hacia el año 2200 a. C. Este hecho no carece de importancia ya que el huasteco actual –al ser la lengua maya más “antigua” tiene rasgos evolutivos propios en relación con las demás lenguas mayas.

El huasteco es la única lengua maya que se encuentra separada geográficamente de las demás lenguas de la familia. La explicación de su aislamiento, no solo respecto del conjunto de lenguas mayas, sino del chicomucelteco, su lengua hermana, se basa en las hipótesis sobre las migraciones de los pueblos mesoamericanos. Por un lado, autores como McQuown (1964) y Kroeber (1944) suponen que el centro de los antiguos pueblos mayas se encontraba en el actual territorio guatemalteco, lugar de donde solo los huastecos emigraron hacia el norte, dejando atrás a los chicomuceltecos y a los hablantes de las demás lenguas mayas. Kaufman (1976) avanza la hipótesis según la cual los antiguos mayas estaban asentados en la región de Soloma, en Huehuetenango; hacia el 2200 a. C. los huastecos migraron hacia las costas del Golfo y hacia el año 1100 de nuestra era, parte de los huastecos –los chicomuceltecos– migraron hacia el sureste de Chiapas, escindiendo así una sola lengua en dos. La hipótesis contraria supone que los antiguos pueblos mayas ocupaban la extensión de la costa del Golfo de México; el desplazamiento hacia el sur se debió a las paulatinas incursiones de pueblos totonacas y mixe-zoques, con lo cual los huastecos se quedaron aislados3. Por lo anterior resulta evidente la necesidad de más estudios de carácter lingüístico, arqueológico e histórico que arrojen luz sobre este crucial asunto 4.

Sea como fuere, la cuna maya del huasteco no está en duda; según el estudio de Kaufman (1985) y lo reportado por el INALI (2009), se distinguen tres variantes, dos de ellas ubicadas en el norte del estado de Veracruz y la tercera en San Luis Potosí. En Veracruz el dialecto central comprende las poblaciones de Tempoal y Tantoyuca; la variante oriental comprende: San Francisco, Chontla, Tantima, Tancoco, Chinampa de Gorostiza y Naranjos-Amatlán. La variante potosina abarca las poblaciones de Ciudad Valles, Tamuín, Aquismón, Huehuetlán, Tanlajás, San Antonio, Tampamolón Corona, Tanquián de Escobedo, San Vicente Tancuayalab y Tancanhuitz de Santos. (Véase mapa).

A lo largo de las siguientes páginas veremos que la lengua despliega un complejo sistema consonántico y un sistema vocálico que, aunque simple en sus timbres, resulta de gran interés debido al contraste entre vocales cortas y largas. Además del sistema segmental, el estudio del acento es otro de los grandes temas de estudio. En él advertiremos un patrón trocaico sensible al peso moraico, donde solo las vocales son los segmentos que agregan peso a la sílaba, mientras que las consonantes en coda son inertes. El estudio instrumental revelará que, a nivel fonético, hay una correspondencia entre las representaciones moraicas y la longitud segmental. En sílaba tónica, la duración de los elementos de la rima varía dependiendo de la presencia o la ausencia de una consonante en coda. De la misma manera, los procesos como el de neutralización de oclusivas glotalizadas y la aparición de vocales de enlace entre los grupos consonánticos son temas que se verán iluminados con el estudio fonético. Así, en el primer apartado discuto el sistema segmental, destacando la estructura acústica de los segmentos, los procesos segmentales consonánticos y vocálicos y el patrón fonotáctico.

Si bien el presente estudio se basa, principalmente, en datos del huasteco hablado en Tancanhuitz, un corpus ad hoc, proveniente de la variedad de San Francisco, permite mostrar que la oposición entre / p ɓ /, tan común en las lenguas mayas, se ha transformado en una oposición sordo-sonora en la variante potosina, no así en la veracruzana, donde la implosiva se realiza como sonora laringizada, como implosiva o como oclusiva sorda glotalizada. La disponibilidad de materiales de estas dos variantes también ha permitido hacer una pequeña cala en diacronía que arroja luz sobre las propiedades articulatorias de la serie de africadas en sincronía, al tiempo que da cuenta de algunas innovaciones5.

Por último, en el tercer apartado retomo la variante potosina para presentar el estudio del patrón acentual a nivel léxico; en los distintos apartados iré entrelazando los procesos que resultan de la estructura silábica.